domingo, 25 de septiembre de 2011

Un fracaso mitológico

Percy Jackson y El Ladrón del Rayo (Percy Jackson and the Olympians: The Lightning Thief) fue estrenada el 2010, dirigida por Chris Columbus y protagonizada por Logan Lerman, Brandon T. Jackson y Alexandra Daddario.

La película, adaptación de la obra homónima de Rick Riordan, narra las aventuras de Percy, un joven semidios, hijo de Poseidón (Kevin McKidd) a quien se le acusa de robar el rayo de Zeus (Sean Bean). Percy emprenderá un viaje en busca de tres perlas de Perséfone (Rosario Dawson) con Annabeth, hija de Atenea, y Grover, un sátiro, para poder salir del Inframundo, lugar donde deben entrar para salvar a su secuestrada madre.
La historia saca a colación las distinciones de la mitología griega, aspecto que hace atractiva la película, pero el largometraje es un ahogado intento por ser una de las tantas adaptaciones cinematográficas fantásticas que han brillado en el cine.

Percy Jackson se enreda entre sus malos efectos especiales, y sus cortas y rápidas secuencias en su urgencia por abarcar toda la historia, lo que la hace cansada para el espectador, ya que no ha terminado de codificar una escena cuando un brusco cambio la corta. Un ejemplo de ello es la ida al Olimpo, termina y de pronto Percy sale con su madre en la entrada del campamento, un cambio estéticamente grotesco.

El problema con esta película es que su argumento resulta interesante, pero su mala producción no consigue llenar las expectativas de su promesa. Si bien es una película para un determinado público y su género claramente es la fantasía, su mala narrativa dislumbra a grandes distancias.