Una abuela diabética, una mamá preocupada por
el qué dirán, una tía alcohólica, un padre controlador pero débil y dos hijos
que ocultan un secreto común son los miembros que conforman la familia Cantone,
protagonista del filme Hombres Al Dente (Mine Vaganti, 2010) dirigida por Ferzan Özpetek.
Tommaso (Riccardo Scarmarcio) ha regresado de Roma, donde se supone
que ha estudiado Administración, para pasar una temporada en casa de sus
padres con la intención de revelar su inclinación sexual y su gusto por la
escritura y sus deseos de ser escritor. Sin embargo, su hermano mayor, Antonio (Alessandro Preziosi) se le
adelanta, lo que desata una crisis familiar que pondrá en el reflector la
verdadera naturaleza de cada miembro.
Nuestro protagonista se ve encrucijado por su
hermano mayor, quien aprovecha la oportunidad de declararse gay, lo que lo
llevará a percibir el desprecio de su familia, especialmente el de su padre, quien
encontrará consuelo en Tommaso, desconociendo que este también es gay.
Las crisis desbordarán en una tía más
alborotada y tomadora que nunca, una madre que se encierra en su propio mundo y
no puede respaldar ni defender a sus propios hijos cuando más la necesitan, una
abuela atormentada por su pasado que tomará la decisión de su vida, y una socia
de negocios que desarrollará sentimientos pasionales hacia Tommaso, a sabiendas
que él no le puede corresponder.
Hombres Al Dente es una comedia que mezcla el
humor con la realidad existencial de cada ser humano y sus intenciones por
encontrar la felicidad. No es un tema ajeno a cualquier persona, todos tenemos
un sentido innato de buscar la felicidad. Como seres
humanos nos adentramos internamente a sentirnos bien con nosotros mismos y
tratar de que lo que los demás piensen no nos afecte.
Tommaso por un lado busca su felicidad sin importar lo que otros digan, pero no puede
enfrentarse totalmente a su familia. Admite su pasión por ser escritor, pero
nunca llega a liberarse completamente.
Les dejo en la bandeja una película italiana de gusto prolífero por dejar acertijos sin resolver (verdaderamente es el ingrediente atractivo: deja la interpretación al gusto del público), plantear una temática de múltiples opiniones (más interpretación), y brindar una dosis precisa de reflexión para cada espectador (resultado: mucha más interpretación). ¡Recomendada!